Uno de los mejores bases de la historia de nuestro básquet, dueño de un estilo único, ganador, con personalidad y pieza central de la Generación Dorada que conquistó Atenas en 2004.
Sport Club de Cañada de Gómez fue quien lo vio dar sus primeros pasos profesionales. Luego pasó por Olimpia de Venado Tuerto, donde ganó la Liga Nacional y la Sudamericana 1995/1996. Tras una temporada en Boca, llegó el salto a Europa. Primero en Reggio Calabria (donde compartió equipo con Manu Ginóbili), para luego pasar otras tres temporadas en el Pamesa Valencia, siendo parte clave del título en la Copa ULEB y subcampeonato de ACB 2002/2003. Tras un paso más por Italia (Milano), vuelve al país en 2006 para terminar retirándose en Regatas, en 2009.
En 2004, Gregg Popovich lo llamó para llevárselo a San Antonio junto a Manu Ginóbili. Pamesa Valencia le pidió que no se fuera y el jugador se quedó.
Años después, se mostró arrepentido de no haberse ido, ya que en Valencia “se portaron mal”, dijo en una entrevista en su país.
En 2005 fue a ver a Ginóbili a Estados Unidos y Popovich, cuando le vio, se acercó a él y le dijo: “¿Qué hiciste? Tendrías que estar aquí, con Manu”. Cuack!!!
Y después de todo esto, Alejandro Montecchia estuvo en el Coliseo Celeste del club Estudiantes. También nos dimos ese lujo.
“Lo que tiene el campus es que los niveles de los chicos son muy dispares, hay algunos que vienen muy crudos, con muy poco de basquet técnico y otros que estan bien, por eso es un poco difícil para los profes tratar de equilibrar para que todos se sientan cómodos. Pero esta bueno porque los chicos siempre estan muy dispuestos a aprender, a absorber conocimiento. Te llevas de todo, muchas cosas lindas, encontrás cada personaje que lo recordás siempre, que se destacan quizás no en su técnica y en su basquet, sino en su personalidad y esta buenísimo”, contó el Puma.
También recordó el gesto cuando el regaló a Magnano una replica de la medalla de oro conseguida en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. “Fue un momento fuerte, porque recordando ese día, a mi también me pegó muy fuerte. Él se emocionó y teniéndolo como un tipo duro, siempre dando ordenes y exigiendo al máximo, verse un poquito quebrarse y tocarle esa fibra sentimental, fue un momento muy lindo. Era lo que se merecía, lo que yo sentía que tenia que hacer porque Rubén (Magnano) fue para nosotros muy importante, el que nos marcó el camino, supo manejarnos y sacarnos lo mejor de cada uno, entonces quería hacerle ese reconocimiento. No se si me sentía en deuda, pero quería agradecerle todo lo que nos había dado. Esa era una pequeña manera de poder agasajarlo. Me emociona cada vez que lo escucho y nombra ese momento. Él lo debe sentir muy fuerte también, porque el reconocimiento del jugador quiere decir que hizo las cosas bien, eso remarca siempre”, comentó.
En su humildad, el Puma se refirió a que a él no lo reconocen tanto en cada lugar que recorre del país. Poro nosotros sabemos que no es así. “A mi no me reconocen tanto. Cuando los amantes del deporte, saben lo que hicimos, es fuerte. Cuando te dicen gracias porque lo que hicieron, por lo que transmitían, como se comportaban entre ustedes. Eso a uno lo llena de orgullo y sigo estando orgulloso de ese grupo, seguir disfrutando y siendo amigos. Eso es lo mas lindo que nos quedó. Somos un grupo muy unido y que es una amistad que va a durar para siempre, mas allá de los deportivo. Y si no se lograba lo que se logró, íbamos a seguir estando juntos igual, eso es lo que mas valoro de lo que me dio el basquet, el juego en equipo y encontrar amigos que son increíbles”, manifestó.
¿Sos el Negro Enrique del basquet?
- Esa frase la tire en un momento. Me acuerdo que después del partido (cuando Argentina le ganó a Serbia y Montenegro en Atenas 2004) se la dije a Fantino, porque se la di y el otro (Ginóbili) hizo magia. Medio que quedó instalada la frase, es lo que salió en ese momento y gracias a Manu que nos dio esa victoria increíble”, recordó Montecchia, sobre la famosa palomita de Ginóbili.
